martes, 23 de marzo de 2010

El master

Capítulo I

Un master de escritura es lo que le hacía falta. Le sonaban sus líneas cada vez menos originales y menos creativas. Uno como el master del Hotel Kafka.

Para él sería la hostia poder hacer ese curso. Pero claro, no tenía dinero ni de coña.

- ¡2.880 euros! ¡ja! Como no me convierta yo mismo en becario a base de vender droga o robarles bolsos a abuelitas indefensas.. -dijo en voz alta camino del bar.

Una vez en el bar y tras unos malos whiskys le comentó a Manolo, camarero del lugar y amigo suyo, su intención de ahorrar para apuntarse al master.

- ¿Y cómo lo vas a hacer? ¿dejando de leer El Jueves? ¿dejando el alcohol?

Planteado así parecía imposible.

- No. Podría decirles que me diesen una beca, que se lo pagaría cuando vendiese mi primer libro.
- Si los que saliesen de ese master fueran capaces de vender libros, ellos no harían el master, venderían libros.
- Venden libros.
- ¿Ah sí? ¿y por qué no he escuchado todavía hablar de ninguno?
- Teniendo en cuenta que eres español y que siempre estás detrás de esta mierda de barra, no creo que leas mucho.
- ¡Pero bien que vienes a emborracharte aquí!
- Es el sitio más barato. Aparte de cutre solo le faltaba ser caro.
- Cuando seas un escritor rico y famoso podías donarme algo para que lo arregle -le dijo con ironía mientras le regalaba una sardónica sonrisa.
- Espera sentado -dijo mientras pagaba.

Estuvo toda la noche pensando en como acceder al dichoso master. La idea del dinero parecía cada vez más remota e incluso chocaba a veces con sus principios marxistas así que pensó que se le ocurrirían otras formas de llevar a cabo su inscripción.

viernes, 12 de marzo de 2010

La columna de Louis Perbuquet

La insoportable sumisión del personaje ficticio

Hola, mi nombre es Louis Perbuquet y esta es mi presentación. La mayoría de ustedes no me conoce. Es normal. Acabo de ser creado por Reven, soy un personaje de ficción. Y participaré en historias de ficción a modo de estrella, seré el protagonista de un montón de cuentos de mala muerte.

Hace unas horas hablé con el director de este blog, es un tipo engreido e imbécil, solo el sería capaz de llamarse director por haber abierto un blog y solo el sería capaz de entrevistarse con un personaje de ficción que el mismo ha creado. Pero bueno, yo no soy quien decide y tengo que moldearme a los acontecimientos. Me comentaba que si estaba dispuesto a ser su estrella invitada, una especie de superhéroe oscuro, que lo mismo mataba que moría, que igual echaba uno de los mejores y más alucinantes polvos o sufría un gatillazo, que lo mismo era un ricachon banquero o era un vagabundo de los peores suburbios parisinos.

- ¿Qué opciones tengo? -le pregunté.
- Puedes aceptar o me inventaré otro personaje más sumiso -dijo con una risa sardonica y maligna- y sabes que eso implica que tu vida acaba aquí.
- La insoportable sumisión del personaje ficticio.
- Veo que nos entendemos.

El jefe es un capullo, pero le debo la vida. A cambio de mi participación en sus historias el se compromete a dejarme escribir una columna aquí de vez en cuando, donde podré decir todo lo que piense sin censura alguna, acerca de lo que quiera, incluidas las historias en las que tenga que participar y acerca del jefe mismo si llegase el caso.

El Hombre es el único animal que....

- Es que no entiendo por qué la ha cogido conmigo, creo que me tiene manía.... Vale que haya besado el suelo una vez por mi culpa, pero... ¿que quiera tropezar conmigo dos veces?. Ni hombre ni animal; éste es un auténtico gilipollas, nada más... Que mal pagado está este oficio.... -se lamentó la piedra-.

Enviado por Alfonso David V

viernes, 5 de marzo de 2010

Abortos retroactivos

Dos amigos estaban sentados en la terraza de una cafetería:

- En estos momentos es cuando uno piensa en la gran cantidad de Napalm que se desperdició en Vietnam contra aquellos inocentes, -dijo el primero mientras veía pasar una manifestación de ultras antiabortistas- esta gente lo necesita con más urgencia.

- ¡Dios santo! -replico su amigo indignado.

- ¿Otra vez con el mismo cuento? -Dijo mientras se levantaba cabreado para irse.