domingo, 4 de julio de 2010

Fuegos viscerales

Esta es la historia de dos apuestos jóvenes africanos sentados sobre una mina antipersona. Miraban el cielo con una felicidad resignada, producto claro de su situación.

No sabían que era más triste, el hecho de que su país estuviese lleno de bombas o que gracias a su analfabetismo hubiesen entrado en un campo de minas señalizado. ¡Caprichoso azar!

Pero ellos eran felices, hoy verían fuegos artificiales por primera vez: y en primera línea. Un ejemplo claro del progreso que los extranjeros trajeron la región.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Los héroes han muerto

No entiendo el porqué pero lo comprendo. Necesitamos darle cara (o forma en las cabezas más pervertidas) a aquello que nos gustaría ser o a lo que nos gustaría parecernos. Parecemos necesitados de ejemplos que nos guíen hacía el éxito, de héroes ejemplares que nos muestren que es posible realizar las gestas más imposibles.

De estos, miles hay en la historia. Pero realmente no los necesitamos, como ellos no nos necesitaron a nosotros para convertirse en lo que fueron. Al inicio eran humanos tanto o más despreciables que nosotros y míralos, ahí hechos unos fieras. Triunfadores.

A mí nunca me gustó la palabra héroe, la persona que es un héroe para unos es un villano para otros. Debería haber una palabra intermedia que definiese a ambos. Son como almas gemelas enfrentadas. De hecho la valoración que una parte de la población da a alguien es inversamente proporcional a el odio que le profesan los individuos opuestos a estos.

Pretextos

Me he dado cuenta de que mi falta de voluntad es una unidad de caballería que pisotea mi tiempo de manera brutal. Bueno, ahora no me he dado cuenta, lo sabía de antes. No lo había dicho porque no encontraba el momento. O la voluntad. Ambas en verdad, que todo hay que decirlo.

¿Alguien me pasa una buena alabarda para hacerle saber lo que es bueno? Ya estoy hasta los cojones oiga. Mi tiempo lo merece.

viernes, 21 de mayo de 2010

La columna de Louis Perbuquet II

Sintiendo el paro en carne propia

Me dispongo a empezar mi segunda columna desde la más desesperante de las desocupaciones. Al parecer a mí patrón, ese truhán deslenguado e irrespetuosos que me domina, se le ha acabado el capital temporal(1) que dedicaba a la escritura en este blog. Aunque no me lo creo mucho, mis contactos me dicen que ha estado desperdiciando su tiempo con infinidad de actividades.

Realmente cuando lo pienso veo que mi situación laboral es peculiar, me puedo considerar desempleado porque no estoy ocupado, pero al mismo tiempo tengo un contrato irrompible con Reven, que al mismo tiempo, desde ese mismo prisma sería mi patrón, con lo que no estaría en el paro legalmente. Luego por otro lado, cuando no me llama para trabajar carezco de derecho a sueldo y por lo tanto de sustento alguno, por suerte los personajes de ficción no necesitamos comer ni beber para sobrevivir, sino este cabrón me hubiese matado hace ya.

Hace tiempo que estoy pensando en normalizar y mejorar esta situación. He intentado sindicarme, pero me he dado cuenta de que soy el único personaje de ficción de este tío que continua en activo con lo que es un estúpido siquiera plantearlo. Luego por otra parte, no creo que haya posibilidad material de mejorar esto mucho. Sin tener en cuenta el severo trastorno esquizofrenico que le tendría que causar para que su propio personaje de ficción pudiese ganarle en una correlación de fuerzas de este tipo.

¿Lo tengo crudo verdad? Ayúdenme, los personajes de ficción no cobramos dinero, pero nuestra mayor lacra es no contar las historias que nos corresponden. Ciencia ficción o barbarie.

(1) Lleva una temporada sin poder sacar un ratito para escribir historias.

martes, 23 de marzo de 2010

El master

Capítulo I

Un master de escritura es lo que le hacía falta. Le sonaban sus líneas cada vez menos originales y menos creativas. Uno como el master del Hotel Kafka.

Para él sería la hostia poder hacer ese curso. Pero claro, no tenía dinero ni de coña.

- ¡2.880 euros! ¡ja! Como no me convierta yo mismo en becario a base de vender droga o robarles bolsos a abuelitas indefensas.. -dijo en voz alta camino del bar.

Una vez en el bar y tras unos malos whiskys le comentó a Manolo, camarero del lugar y amigo suyo, su intención de ahorrar para apuntarse al master.

- ¿Y cómo lo vas a hacer? ¿dejando de leer El Jueves? ¿dejando el alcohol?

Planteado así parecía imposible.

- No. Podría decirles que me diesen una beca, que se lo pagaría cuando vendiese mi primer libro.
- Si los que saliesen de ese master fueran capaces de vender libros, ellos no harían el master, venderían libros.
- Venden libros.
- ¿Ah sí? ¿y por qué no he escuchado todavía hablar de ninguno?
- Teniendo en cuenta que eres español y que siempre estás detrás de esta mierda de barra, no creo que leas mucho.
- ¡Pero bien que vienes a emborracharte aquí!
- Es el sitio más barato. Aparte de cutre solo le faltaba ser caro.
- Cuando seas un escritor rico y famoso podías donarme algo para que lo arregle -le dijo con ironía mientras le regalaba una sardónica sonrisa.
- Espera sentado -dijo mientras pagaba.

Estuvo toda la noche pensando en como acceder al dichoso master. La idea del dinero parecía cada vez más remota e incluso chocaba a veces con sus principios marxistas así que pensó que se le ocurrirían otras formas de llevar a cabo su inscripción.

viernes, 12 de marzo de 2010

La columna de Louis Perbuquet

La insoportable sumisión del personaje ficticio

Hola, mi nombre es Louis Perbuquet y esta es mi presentación. La mayoría de ustedes no me conoce. Es normal. Acabo de ser creado por Reven, soy un personaje de ficción. Y participaré en historias de ficción a modo de estrella, seré el protagonista de un montón de cuentos de mala muerte.

Hace unas horas hablé con el director de este blog, es un tipo engreido e imbécil, solo el sería capaz de llamarse director por haber abierto un blog y solo el sería capaz de entrevistarse con un personaje de ficción que el mismo ha creado. Pero bueno, yo no soy quien decide y tengo que moldearme a los acontecimientos. Me comentaba que si estaba dispuesto a ser su estrella invitada, una especie de superhéroe oscuro, que lo mismo mataba que moría, que igual echaba uno de los mejores y más alucinantes polvos o sufría un gatillazo, que lo mismo era un ricachon banquero o era un vagabundo de los peores suburbios parisinos.

- ¿Qué opciones tengo? -le pregunté.
- Puedes aceptar o me inventaré otro personaje más sumiso -dijo con una risa sardonica y maligna- y sabes que eso implica que tu vida acaba aquí.
- La insoportable sumisión del personaje ficticio.
- Veo que nos entendemos.

El jefe es un capullo, pero le debo la vida. A cambio de mi participación en sus historias el se compromete a dejarme escribir una columna aquí de vez en cuando, donde podré decir todo lo que piense sin censura alguna, acerca de lo que quiera, incluidas las historias en las que tenga que participar y acerca del jefe mismo si llegase el caso.

El Hombre es el único animal que....

- Es que no entiendo por qué la ha cogido conmigo, creo que me tiene manía.... Vale que haya besado el suelo una vez por mi culpa, pero... ¿que quiera tropezar conmigo dos veces?. Ni hombre ni animal; éste es un auténtico gilipollas, nada más... Que mal pagado está este oficio.... -se lamentó la piedra-.

Enviado por Alfonso David V